Báscula: no solo importa el peso, también los hábitos
El peso no es solo una cifra sino una cuestión de salud. Hay factores que inciden en nuestra complexión y que hasta ahora eran atributo exclusivo de científicos y nutricionistas. Las básculas de nueva generación incorporan tecnología de análisis de impedancia que ofrece una radiografía completa de nuestra composición corporal: desde la masa grasa hasta el peso de los huesos.
La báscula no tiene por qué servir solo para pesarnos o para saber si nos va a caber tal prenda. Gracias a las nuevas tecnologías de medición del peso, la báscula se ha transformado en una plataforma integrada que nos ayuda a mejorar nuestro estilo de vida y nuestra salud. Las básculas digitales “avanzadas” -multifunción y algunas incluso conectadas- ya no indican solo la cifra inexorable del peso sino que nos ofrecen una radiografía completa de nuestro cuerpo.
Riesgos del sobrepeso
Ya sabemos que el peso es un factor determinante en algunas patologías como la hipertensión o la diabetes de tipo 2: las básculas multifunción pueden ofrecer más rápidamente un cuadro completo de nuestra salud, sobre todo cuando se integran con otros dispositivos conectados dedicados a medir los parámetros del sistema cardiovascular y la sangre. Toda esta cantidad de datos siempre debe compartirse con el médico o el especialista mediante la tecnología inalámbrica. De esta forma, podremos saber si tenemos sobrepeso y, en caso de que sí, cuáles son los factores de riesgo de que aparezcan otras enfermedades más graves.
Una tecnología “eléctrica” para conocer tu salud
Además de los kilogramos, las nuevas básculas muestran toda una serie de parámetros directamente asociados al peso: metabolismo basal, masa muscular, nivel de hidratación, peso de los huesos y el IMC (índice de masa corporal). En definitiva, toda la información indispensable para elaborar una dieta con el régimen alimentario más adecuado. El secreto de las básculas que ofrecen otros datos además del peso es la tecnología de análisis de impedancia, antaño reservada a la medicina especializada. Las básculas de este tipo incorporan una serie de electrodos bajo la superficie de apoyo que liberan un breve flujo de corriente eléctrica para medir la reacción de los tejidos de nuestro organismo. Los tejidos “magros”, por ejemplo, son óptimos conductores eléctricos mientras que la adiposidad (es decir, la grasa) bloquea el paso de la corriente. En función de la resistencia o no a los impulsos eléctricos, la báscula calcula, también en casa, algunos parámetros específicos de nuestra composición corporal.
La báscula indica el peso ideal
Las básculas con tecnología de análisis de impedancia calculan el IMC, acrónimo de Índice de Masa Corporal: un número que se calcula dividiendo el peso en kilogramos por el cuadrado de la estatura en metros. Se trata de un índice muy utilizado para conocer el “peso ideal”. Según la Organización Mundial de la Salud, el IMC es un indicador importante para valorar los factores de riesgo asociados al peso. Para saber si estás en tu peso ideal, debes comparar el resultado de la báscula con la tabla de IMC que indica cuáles son las proporciones justas de altura y peso. Pongamos un ejemplo: según la tabla de IMC, un hombre tiene sobrepeso cuando al dividir el peso y la altura al cuadrado, obtiene un resultado de entre 26 y 30, mientras que, en una mujer, la horquilla numérica se encuentra entre 25 y 30.
La masa grasa ya no es un misterio
Además del IMC, las básculas multifunción avanzadas ofrecen una visión general de la composición corporal ya que también miden la incidencia de la masa grasa, que equivale al peso de la grasa que tiende a depositarse en algunas partes del organismo como la cintura, las piernas y los costados. Para conocer más a fondo este valor, es necesario saber que hay diferencias dependiendo del sexo y la edad. De hecho, la masa grasa expresada en porcentaje, se suele considerar “normal” si es del 19% al 32% del peso corporal para las mujeres (dependiendo de la edad) y del 13% al 25% para los hombres, siempre según la edad.
Mide el peso del agua que hay en el cuerpo, los huesos y los músculos
Otro parámetro curioso que se controlaba antes de la aparición de la báscula con tecnología de análisis de impedancia era el nivel de hidratación. El 72% del cuerpo humano es agua y el nivel de hidratación es uno de los factores clave para analizar el peso. Cuando nuestro organismo no consigue eliminar el exceso de líquido y lo acumula, el peso puede aumentar de forma significativa. Medir el nivel de hidratación ofrece un número de datos importantísimo para el médico y el nutricionista: de esta forma, el especialista puede ofrecerte prácticas sugerencias de ejercicio, alimentación y estilo de vida. Del mismo modo, las básculas con tecnología de análisis de impedancia pueden medir el peso de los huesos o, en otras palabras, la cantidad de minerales óseos y el calcio presentes en el cuerpo. Los huesos, junto con la masa muscular y los tejidos internos, constituyen la masa magra de nuestro organismo. Con un análisis exacto de la masa magra, por ejemplo, se puede saber cuánta proporción de nuestra constitución física entra en la composición final del peso.
La báscula calcula cuánto consume tu metabolismo
Una de las principales innovaciones de la nueva generación de básculas es que calcula el metabolismo basal, un parámetro responsable de cerca del 65% de nuestro consumo calórico diario. Es decir, si una persona quema una media de 2.000 calorías diarias, 1.300 se destinan al mantenimiento básico del organismo. El metabolismo basal no es constante: en las mujeres es más bajo, disminuye con el envejecimiento y aumenta con el sobrepeso. Teniendo en cuenta que el peso aumenta cuando hay un exceso de calorías, se intuye por qué el metabolismo tiene tanta influencia en la regulación del peso. Antes de la aparición de las básculas “inteligentes”, el metabolismo basal se podía calcular en ámbitos especializados solo con el “calorímetro”.