Asma y deporte: historia de una convivencia problemática
¿Asma y deporte son incompatibles? Hasta los años setenta, la actividad física les estaba prohibida a todas las personas que sufrían esta enfermedad respiratoria. Hoy, hay asmáticos que son campeones olímpicos. Esta es la historia de una convivencia difícil pero no imposible.
Hasta los años 70 el deporte y el asma eran incompatibles
Después de tres vueltas corriendo o de cinco kilómetros en bicicleta, puede faltar la respiración. Es normal si no se está entrenado, pero cuando se sufre asma, este agotamiento fisiológico puede transformarse en una crisis respiratoria en toda regla. En este punto ya no será suficiente detenerse un momento antes de continuar pues estamos ante un caso de asma de esfuerzo o asma inducido por el ejercicio, un fenómeno estudiado desde la antigüedad y que todavía no ha hallado una respuesta definitiva en la literatura científica. Recordemos los avances experimentados por la medicina: hasta los años setenta, a todas las personas que sufrían esta enfermedad respiratoria les estaba prohibido cualquier deporte. Hoy, hay asmáticos que son campeones olímpicos.
Asma y deporte: primeros estudios hace dos mil años
Los primeros estudios sobre la correlación entre el asma y el ejercicio físico se remontan a la segunda mitad del siglo I a.C. con el médico griego Areteo de Capadocia. Pero para llegar a la primera referencia científica de asma inducida por el deporte hay que esperar al estudio del médico inglés John Floyer en 1698. Desde ese momento hasta el final del siglo pasado, asma y deporte eran como el agua y la electricidad, dos mundos opuestos que no podían comunicarse. En nuestros días, la ciencia médica moderna ha demostrado que, con las debidas medidas, el asma y el deporte pueden convivir pacíficamente. Lo demuestran sobre todo las medallas de oro y las historias de los atletas que, pese a ser asmáticos, no han renunciado a la competición.
La crisis de asma llama a la puerta a los pocos minutos
Los estudios realizados sobre la relación entre asma y deporte revelan que la crisis respiratoria puede presentarse minutos después del final del esfuerzo físico y nunca durante. El principal factor desencadenante de la reacción asmática se debe, en este caso, al aumento de ventilación provocado por una intensa actividad física. Las crisis asmáticas inducidas por el deporte comienzan con una sensación de opresión torácica y respiración sibilante hasta alcanzar el máximo tras un cuarto de hora. Normalmente, los síntomas de asma desaparecen al cabo de una hora, con la recuperación completa de la capacidad respiratoria. En algunos casos más raros la crisis de asma puede aparecer también entre 4 y 6 horas después del final de la actividad deportiva.
Asma y deporte, cómo pueden convivir
Tras siglos de estudios, la medicina ha definido las medidas necesarias para prevenir crisis respiratorias en personas asmáticas que practican deporte. Un ejemplo sería calentar al menos 10 minutos antes de realizar el ejercicio o practicar un tipo de entrenamiento que alterne sprints breves de intensidad creciente con idénticos periodos de recuperación. Todas estas precauciones sirven para evitar las contracciones violentas de los bronquios que dan origen a la crisis de asma. Durante el ejercicio también sería importante respirar a través de la nariz ya que actúa como una especie de humidificador y mantiene el aire a la temperatura adecuada. La eficacia de estas medidas está demostrada también por la gran cantidad de atletas asmáticos, como los campeones olímpicos de natación Mark Spitz y Federica Pellegrini o el ciclista Miguel Indurain.
La natación, el deporte más indicado contra el asma
Hay algunos deportes que un asmático puede realizar tranquilamente y otros que no. Se consideran deportes de alto riesgo las actividades “extremas” como el alpinismo, el ala delta y el submarinismo mientras que correr se confirma, según los estudios experimentales, como la actividad que agrava, más que ninguna otra, los ataques de asma, seguida del ciclismo, el piragüismo, los deportes de equipo, la esgrima y la gimnasia. La natación, en cambio, es un deporte de bajo riesgo gracias al ambiente de las piscinas, caracterizado por una temperatura media superior a los 25 grados, y un alto porcentaje de humedad en un lugar cerrado con menos contaminantes en el aire.