Spray, ducha nasal y aerosol para respirar a pleno pulmón
Ya sabemos que las vías respiratorias disponen de varios tratamientos. Pero, ¿qué producto utilizar? Aprendamos juntos a elegir en función del estado de nuestras vías respiratorias: desde el lavado nasal que previene el resfriado hasta la ducha nasal para la rinitis, terminando con el aerosol para inflamaciones más serias y el asma.
Para la prevención diaria, cita fija con la ducha nasal
Si quieres prevenir el resfriado u otros males estacionales que afectan a las vías respiratorias, aprende a mantener limpias tus fosas nasales. La solución más indicada es la ducha nasal con solución fisiológica, una mezcla de agua y sales minerales que eliminará todas las secreciones producidas por la nariz. En teoría, puedes hacerla todos los días del año, no solo en invierno. Existen multitud de instrumentos para realizarla, aunque el más sencillo y cómodo es el spray nasal.
Para rinitis y alergias, lo mejor es la ducha nasal micronizada
Si por el contrario sufres de síntomas de rinitis, un tipo de alergia de las vías respiratorias, necesitas algo más fuerte que el spray, por ejemplo, la ducha nasal micronizada, un instrumento que se conecta al aerosol de pistón y que te permite lavar en profundidad la cavidad nasal. ¿Qué hace por ti? Además de garantizarte una higiene perfecta, la ducha nasal elimina el polen, el principal culpable de la rinitis alérgica.
¿Sabes que es importante mantener húmedas las mucosas?
La ducha nasal mantiene húmedas las mucosas, una condición importante que desaparece en presencia de moco: te darás cuenta porque sentirás la nariz “seca”. Si padeces rinitis aguda, la ducha nasal reducirá drásticamente la duración de la infección y podrás decir casi adiós a cualquier enfermedad candidata a volverse crónica.
Usa el aerosol para infecciones y asma
Si tu médico te recomienda realizar una terapia con el aerosol, significa que la inflamación de las vías respiratorias no podrá curarse con duchas nasales. En este caso podrás utilizar dos tipos de fármaco según te recomiende tu médico: los mucolíticos, si tienes las vías respiratorias llenas de flema, o los broncodilatatores, que relajan rápidamente los músculos bronquiales y atenúan, por ejemplo, los síntomas de un ataque de asma.