Que no cunda el pánico: cuando el bebé tiene fiebre
Cuando el pequeño tiene fiebre y se siente mal, la angustia cunde en mamá y papá. Te damos algunos consejos sencillos para evitar esta sensación y afrontar el quebradero de cabeza que supone la “fiebre”, que con frecuencia hace sufrir más a los padres que a los niños aquejados de ella.
Con el termómetro conectado se acabó la angustia
Si quieres ganar a la fiebre de los niños, el termómetro de infrarrojos conectado - tanto el auricular como el frontal - es el mejor tranquilizante para aplacar tu miedo de padre. Gracias a la app asociada al termómetro, puedes consultar los valores de tu pequeño en cualquier momento en una carpeta compartida online, incluso de forma remota. ¿Resultado? Siempre estarás en contacto directo con tu niño aunque estés en el trabajo.
Utiliza el termómetro 3 veces al día
Aunque estés preocupado, no midas la fiebre de tu niño cada 5 minutos: podrías saturar tanto al pequeño como al termómetro. Recuerda que para mantener controlada la temperatura bastan 3 mediciones al día: mañana, tarde y noche. Si estás fuera de casa y tienes un termómetro de infrarrojos conectado, despeja tus miedos mirando de vez en cuando online cómo evoluciona su fiebre.
El diario de la fiebre, siempre al alcance en tu smartphone
Si tienes un termómetro conectado y la fiebre de tu hijo no baja, cuando vayas al médico no tendrás que copiarte en la mano los datos de las mediciones, mucho menos recordarlos de memoria. Bastará con que consultes el diario cronológico que el termómetro conectado registra en la app que has descargado en tu smartphone. Y si quieres, antes de la cita con el médico podrás enviarle un email con todos los datos de la evolución de la fiebre: ¡solo necesitas un clic!
Olvídate de los remedios de la abuela
Estamos en el siglo veintiuno, así que ¿por qué no te olvidas de los “remedios de la abuela” para bajar la fiebre de tu bebé? Como recomiendan todos los pediatras, las duchas frías y las bolsas de hielo no solo no bajan la temperatura, sino que son contraproducentes: al causar escalofríos, provocan una subida de la temperatura, así como mayor malestar al niño, agotado ya por la fiebre.
La temperatura no sube porque le estén saliendo los dientes
Podría ser una buena excusa para no preocuparte demasiado si tu niño tiene fiebre. Pero por desgracia es una fake news. El pediatra te lo habrá dicho un montón de veces: no existe la fiebre de erupción dental. De todos modos, ante la fiebre de tu pequeño, intenta actuar con calma y sangre fría, sin asustarte.