¿Tu hijo tiene fiebre? El termómetro inalámbrico te echa una mano
La temperatura corporal en los niños es un verdadero quebradero de cabeza: parece que la fiebre sube y baja misteriosamente. La medicina ha encontrado una explicación a estos cambios repentinos de temperatura que hoy se pueden controlar mejor gracias a los termómetros inalámbricos de última generación. Una ayuda nada desdeñable para controlar sin angustiarse la fiebre de los niños, aunque papá y mamá no estén ahí.
Los repentinos cambios de temperatura que experimentan los niños puede ser un calvario para los padres. Pero la fiebre que, como sabemos, es un síntoma y no una enfermedad, es la respuesta de nuestro organismo a una infección o a un virus, y la desencadenan los centros nerviosos encargados de la termorregulación de nuestro organismo. Son una especie de termostatos que se encuentran en el área de nuestro cerebro encargada de encontrar un equilibrio entre la temperatura interna y la del entorno en el que se encuentra. Pues bien, esta red de neuronas es más vulnerable en los niños.
Fiebre en los niños: la prueba de las 48 horas
Los cambios fisiológicos de la temperatura corporal de un niño por la mañana y por la tarde, por ejemplo, son mayores que las de un adulto. En algunos casos, la temperatura corporal de un niño puede aumentar después de esfuerzos físicos o de comer alimentos muy calientes, o si ha estado jugando toda la tarde cuando hace mucho calor. También se dan casos de fiebre intermitente, que se caracteriza porque la temperatura sube y baja regularmente en un mismo día. Todas estas incógnitas, ya lo sabemos, son variables que solo dificultan las cosas. El único método científico para saber si debes acudir al pediatra es medir al menos durante 48 horas y a intervalos regulares, la evolución de la temperatura interna del niño. Y sobre todo registrar todos los valores de las mediciones. Solo en base a estos datos, el médico o el pediatra podrá determinar si se trata de una fiebre pasajera o de un síntoma que requiere tratamiento farmacológico. Como referencia, se puede considerar que un niño tiene fiebre cuando supera los 37,2 grados. Lo normal es acudir al pediatra si la fiebre supera los 38 grados durante al menos 2 días seguidos o está asociada a otros síntomas como los producidos por la otitis o la laringitis.
Es fácil controlar la fiebre de los niños con el termómetro inalámbrico
Si tu pequeño tiene fiebre, no temas: actualmente existen nuevos termómetros de infrarrojos inalámbricos provistos de una serie de instrumentos que hacen la vida más fácil a los padres, sobre todo cuando están en el trabajo. Si el niño con fiebre está en casa con los abuelos o la niñera, los padres pueden vigilarlo gracias al termómetro inalámbrico. Gracias a la app asociada a los dispositivos conectados, todos los valores de temperatura corporal registrados pueden enviarse por email o sms, en tiempo real, a los padres, que podrán así “dirigir las operaciones” aunque estén lejos. En otras palabras, el termómetro inalámbrico hace posible una presencia “virtual” que tranquiliza a los padres en cada momento de la fiebre del pequeño.
Los termómetros inalámbricos son interactivos
Los termómetros inalámbricos, además de ayudarte a vigilar de forma continua la temperatura del niño y de llevar un diario siempre actualizado de la evolución de la fiebre se pueden transformar también en una especie de memorando “interactivo”. Algunos de estos dispositivos tienen funciones que facilitan el tratamiento de la fiebre de los niños, al menos en la práctica. Hay termómetros inalámbricos que permiten establecer en qué situaciones deben notificarte directamente en el teléfono, por ejemplo, si se supera cierto umbral de temperatura o cuando llega el momento de tomar una medicina.