¿Qué ocurre en la familia a raíz de un diagnóstico de diabetes?
Las relaciones entre los familiares cambian tras un diagnóstico de diabetes: estrés de pareja si el diabético es joven; pánico si es un adulto y resignación en edades avanzadas.
Si tienes un familiar que ha sido diagnosticado de diabetes, las relaciones afectivas pueden cambiar. A pesar de ser un diagnóstico muy común, es necesario prepararse para algo que en muchos casos se asume como un shock. No conocer bien la diabetes, sus efectos y sus tratamientos puede crear en un primer momento una sensación de desconcierto pero, para aprender a vivir con ella, lo primero que hay que hacer es informarse.
La diabetes en familia: reacciones psicológicas
Desde el punto de vista de la organización familiar, la diabetes altera sobre todo los hábitos alimentarios. Sacrificios y condicionamientos dietéticos son el primer escollo psicológico a superar, sobre todo si el familiar es aún joven. Las reacciones psicológicas pueden ser: ansiedad y un desmesurado sentido de protección por parte de los progenitores, depresión y concienciación por parte del diabético.
El estrés de pareja puede aumentar con un hijo diabético
En algunos casos, se ha observado que son los progenitores de los jóvenes con diabetes quienes sufren las consecuencias psicológicas más duras de la enfermedad. Algunos familiares reaccionan ante la diabetes con agresividad: no dejan de buscar información y novedades que permitan a su hijo convivir de la mejor manera posible con la diabetes. Una situación de estrés que sin embargo la sufren solo los progenitores: con el familiar, en cambio, se tiende a suavizar los efectos de la diabetes, traduciéndolo a una situación con la que se puede vivir en total libertad durante toda la vida.
Los familiares que desdramatizan la diabetes
Y después están los progenitores que informan al familiar sobre la diabetes rápidamente y con honestidad, sin omitir los riesgos que se corren si no se sigue el tratamiento. Al mismo tiempo, al familiar con diabetes se le ofrecen soluciones para desdramatizar los pequeños sacrificios impuestos por la enfermedad. Los padres e hijos con diabetes comunican y comparten, para el bienestar psicológico de todos, una serie de medidas y precauciones destinadas a que todos puedan llevar una vida lo más normal y tranquila posible.
Pánico si el familiar contrae diabetes en la edad adulta
Si tienes un familiar en edad adulta, por ejemplo un cónyuge, al que se le diagnostica diabetes, puede cundir el pánico sobre todo si no existen casos similares en la familia y no se sabe bien qué es la diabetes. La dieta que deberá seguir el diabético puede ser vista por los familiares desde el punto de vista psicológico como un verdadero ataque a los propios hábitos, si previamente no eran sanos. En realidad, debería considerarse una ocasión para que todos mejoren sus propias costumbres alimentarias.
Cuando el familiar se niega a afrontar la diabetes
Las repercusiones psicológicas de la diabetes en familia se asocian a posibles situaciones de conflicto que implican gran atención y participación por parte de todos los miembros de la familia, sobre todo en lo que respecta a la comprobación y el respeto de las normas alimentarias. Si el familiar al que han diagnosticado diabetes es alérgico a las limitaciones dictadas por el tratamiento, los familiares se verán obligados a concienciarle sobre la gravedad de su estado, los riesgos y las complicaciones. Un comportamiento que puede sumir al diabético en un estado de depresión o rebelión.
Aceptación cuando el familiar diabético es mayor de 75 años
Cuando la diabetes se diagnostica a un familiar en edad avanzada se tiende a tener una actitud más relajada. En este caso, la diabetes se considera un achaque propio de la edad. Los familiares suelen reaccionar “adaptándose” a las prescripciones del médico sin buscar soluciones innovadoras.